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Fernando Botero, pintor de guerra y paz en Colombia y de la tortura en Abu Ghraib

El artista falleció el viernes en su residencia de Mónaco. Pintó 79 cuadros que estremecen inspirados en el trato estadounidense contra los presos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib.

Varios cuadros del pintor colombiano Fernando Botero
Varios cuadros del pintor colombiano Fernando Botero.

La hermosa Medellín, donde nació el pintor y escultor Fernando Botero, destina espacio público para instalar obras artísticas en lugares comunitarios y antejardines de edificios. Botero le regaló a su ciudad 23 esculturas para acompañar su paisaje urbano, y al Museo de Antioquia, buena parte de su obra y de su colección de arte, que el día de después de su muerte sirven para rendir tributo al genio colombiano.

Bogotá, por su parte, alberga el Museo Botero, con obras del maestro antioqueño y de su colección personal de pintura y escultura universales. Fueron dos las condiciones para esta, la primera donación de Botero: entrada gratis y óptimo mantenimiento.

Dicho esto, hay que agregar su rasgo más marcado. Botero es conocido como un artista comercial. En vida era el más cotizado de América y con reconocimiento en todo el mundo. Ahora, con su partida a los 91 años, su firma llegará a la estratosfera.

Por eso en el mundillo de los marchand d'art estadounidenses sorprendió, por allá en 2005, que el afamado pintor colombiano estuviera tocando puertas de museos de Estados Unidos para que tomaran una serie de pinturas con figuras de grandes volúmenes, característicos del estilo Botero, pero que no estaban para la venta. Aun en ese medio comercial no dejó de sorprender que un museo tras otro le dijera "no" a la donación del reconocido maestro.

Galería Marlborough

Solo aceptó la Galería Marlborough, de Nueva York, donde por espacio únicamente se pudo mostrar una parte; pero la galería "recibió muchas llamadas de repulsa, de odio", comentó un avergonzado Botero, pues era la galería de un amigo.

"Durante nueve o diez meses no hice sino pensar, pintar, dibujar Abu Ghraib", dijo Botero

Luego, la Universidad de Berkeley expuso una muestra más grande. Solo hasta 2007 fue acogida, por primera vez completa, por la American University, en Washington. Era significativo que las obras se mostraran precisamente en la ciudad donde se tomaron las decisiones que quedaron para siempre fijadas en los lienzos de Botero. Su título, Las Torturas de Abu Ghraib.

El trato estadounidense contra los presos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib es testimonio elocuente de los crímenes de guerra cometidos por EEUU en su invasión a Irak en 2003. Los tratos denigrantes a los presos en la cárcel iraquí fueron revelados por la prensa estadounidense, el 30 de abril de 2004 en el New Yorker por el periodista Seymour Hersh. A continuación, otros medios estadounidenses publicaron más fotografías que indignaron al mundo.

A la serie de Botero Las torturas de Abu Ghraib se la compara con el Gernika de Picasso. No por su estilo, sino por su intención; esa que hace que un artista sea integral, y es la defensa de la dignidad humana: fijar en la memoria colectiva un episodio denigrante para que no se repita.

La intensidad de la serie también evoca el sentimiento de indignación de Goya en Los Caprichos. Lo describió así Fernando Botero cuando habló sobre su exposición en Washington con el periodista colombiano Raúl Benoit, excorresponsal en Colombia de Univisión y quien en los 90 buscó el exilio en EEUU: "Mi ira, mi desconcierto con esta situación fue creciendo. (...) Se me volvió como una obsesión, durante nueve o diez meses no hice sino pensar, pintar, dibujar Abu Ghraib, soñar Abu Ghraib".

El resultado son 79 cuadros que estremecen. A medida que los pintaba, Botero iba liberándose de la indignada opresión. Emergió la calma, que no le impidió ver que las condenas a los torturadores fueron muy leves y que son muchos más los involucrados.

Fernando Botero, que también retrató la confrontación armada en su país como una guerra primaria e insensible, y que ridiculizó a la oligarquía, al clero, a los presidentes y a los generales, dice que Las torturas no es arte protesta. Acerca de por qué en Las torturas de Abu Ghraib no se identifica que los torturadores son de las fuerzas de EEUU, el artista responde que relacionar estas escenas degradantes solo con una bandera, con una insignia, "hubiera limitado el significado", "hubiera sido menos efectivo". Con Abu Ghraib, Botero buscó interpelar a la humanidad toda.

Esta obra de Botero queda inscrita en la historia del Derecho de Gentes, de la defensa de lo humanitario, y por eso no extraña que el capítulo catalán de Amnistía Internacional incluya al artista colombiano en su sección Los derechos humanos y las artes plásticas.

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